Blogia
CARAMELOSDEMENTA

El gato de mi cuñaó

Hace unas cuantas semanas (demasiadas ya) me llamó mi cuñado. Mi cuñado tiene un gato. Viven él y su gato tan felices juntos en un pisito viejuco del centro. Yo no tengo mucha relación con él. Con mi cuñado digo. Bueno, con su gato tampoco. No tengo relación con ninguno de los dos. La criaturita en cuestión se llama Roberto (el gato) pero tiene una cierta confusión de orientación y solo responde a un grito agudo que diga Kiti tres veces seguidas... kitikitikiti. El caso es que mi cuñado se iba a meter en obras y me llamó para que me quedara con Kiti-Roberto un par de semanas.

- Joder Santi, si fuera un perro... pero un gato... no se, llama a tu hermano a ver que dice él.

- Ya he hablado con él, me ha dicho que por él no hay problema, que te llame a ver que dices tu.

Encerronaaaaaaaaaa, será desgraciaó.

- ¿Pero cuanto tiempo va a ser?

- Poquito, un par de semanas mientras lijan las paredes y acuchillan el parquet.

- Bueno, pero no pienso llamarle Kiti.

- Pues no te va a hacer ni caso.

Y allí aparecieron Santi y Roberto-Kiti. Pues nada, que han pasado dos meses y Kiti bis doble bis sigue en mi casa y parece que se queda para rato. No nos llevamos demasiado bien. Creo que se da cuenta de que pienso que es tonto y por eso me bufa en cuanto me acerco, porque ya por lo menos me deja acercarme. Antes en cuanto me veía entrar se escondia y parecía que tenía un cajón de arena en el baño por ocupar el hueco libre que quedaba en el suelo.

- ¿Pero tienes gato?

- No, es por tener un trocito de parque en el water, ay que joderse.

El caso es que un poco tonto si que es porque no es normal que por evitarme salga el bicho corriendo de una habitación tan deprisa que se choque de morros con la puerta y termine tambaleandose por el pasillo como si estuviera borracho.

No hay quien lo meta en la jaulilla esa para llevarle al veterinario. No para de soltar pelos y se le caen mechones enteros. Yo creo que como llevaba diez años en casa de mi cuñado tan feliz y de pronto se ve en una casa extraña con gente extraña que le llama Roberto y el capullo del Santi nunca viene a verle, el animalito se pensará que le han abandonado y se ha deprimido.

- Santi, soy tu cuñada. Haz el favor de venir a por el gato, que se ha deprimido.

- Ya está la loquera, como se va a deprimir, si está con mi hermano que le conoce de toda la vida.

Ahora que ha terminado la obra se va de vacaciones y claro, con la casa recién arregladita no va a meter al gato (sera...)

- Me lo quedo hasta que vuelvas de vacaciones y en cuanto vuelvas te lo llevas.

- Ay cuñada, que grande eres!

- Y tu que poca vergüenza tienes. Por cierto, el color que le has puesto al salón es horrible ¿no quieres pintarlo otra vez? Y no te preocupes que yo me quedo con Bob.

Le encantan mis croquetas de atún. Sonrisa

Gracias por vuestras bienvenidas, me han echo mucha ilu. Guiño

 

1 comentario

Hormiguita -

Hola!Me ha encantado la forma que narras tu relacion con Roberto -Kitty, jaja pobre gato que nombre que le han puesto,:P...
Vale se comprende es dificil establecer una buena relacion con un gato ya crecido, mas desconfiados,celosos, aunque mas inteligentes me atreveria decir pero no por ello mas felices...Ojala un dia se puedan llevar bien, y tal vez, solo tal vez llegue el dia en que lo extrañes!juju:P

Bueno hasta pronto!Gracias por pasar por mi blog, Un beso!